Por
F. H. García.
Me
encontraba en casa de mi tía Agatha, por alguna extraña razón esa
casa siempre me ha dado miedo, ya saben una de esas casas viejas y
con un aire tenebroso y tétrico, en verdad que me aterraba, pero lo
que mas me perturbaba era el gran espejo que se encontraba en el
primer nivel y que era obligatorio mirar al subir ya que se
encontraba en una posición adecuada para que apenas si se asomaba tu
cabeza por encima de la escalera te encontraras de frente al espejo,
lo peor no era mirarte en el espejo, lo peor era quedarte mirando por
largo tiempo tu reflejo, al cabo de algunos minutos se comenzaba a
distorsionar tu imagen y comenzaban a aparecer figuras muy extrañas,
puedo decir que soy un testigo atormentado de este hecho.
El
día transcurría con literal tranquilidad, mi tía Agatha, una mujer
ya de avanzada edad, con arrugas marcadas por toda su cara, de
facciones regias y llena de achaques, me platicaba algunos aspectos
de su pasado y como es que adquirió esta monstruosidad de casa, fue
en una subasta bancaria y por un precio menor al que se esperaría
por un edificio de tal tamaño y características, se podría decir
que los anteriores dueños no les importaba el precio solo querían
deshacerse de la misma. Mi tía no comprendía en ese momento por que
le resulto tan barata la casa, no fue hasta varias semanas después
de haberse mudado que comenzó a entender lo que pasaba en ese lugar.
No
había día que a las 3:00 a.m. se pudiera dormir, se comenzaban a
escuchar ruidos raros en la planta alta, ruidos como si mucha gente
estuviera caminado y platicando, por las rendijas que quedan entre la
puerta y el piso de las habitaciones del primer nivel, se podía ver
como se filtraba una luz muy brillante pero cuando abrías la puerta
solo se podía apreciar un reflejo en el endemoniado espejo, cosa que
te hacia regresar corriendo a tu cama y sin ganas de volverte a
levantar, como diría mi tía “-Es
mejor no tentar a la suerte ni a los espíritus.”,
cosa que era muy sensata ya que
a mi tampoco me gustaría ver a ningún espíritu o criatura que no
sea de este mundo, pueden llamarme cobarde, pero nadie en su sano
juicio querría por pasar por algo similar.
Mi tía jamas tubo reparo en investigar que eran esos ruidos, se
acostumbro a vivir en esa extraña convivencia, ni ella los molestaba
y ni esas cosas fuera lo que fueran no bajaban de la planta alta, al
menos cuando ella se encontraba sola, ya que yo puedo jurar que en
alguna de las veces que me quede a pasar la noche con ella, pude
escuchar ciertos murmullos del otro lado de la puerta de mi
habitación, no sabría explicar o decir a ciencia cierta lo que las
voces murmuraban ya que no se alcanzaba a escuchar y yo no trataba de
poner mucha atención, en algunas ocasiones juro que podía escuchar
como las voces hablaban de tal forma que parecía que estaban
molestas con mi presencia, esta es otra de las razones por las que
casi no frecuentaba a tía Agatha.
Muchas veces me había quedado embelesado mirando mi reflejo en el
espejo del primer nivel, mi tía varias veces me pidió que no lo
hiciera, que no me gustaría lo que vería al cabo de mucho tiempo de
mirar ese reflejo que en pocos minutos se distorsionaba y se movía
como si el reflejo pretendiera salir del mismo y atacarte, se
presentaba como una escena al mas puro estilo de los cuentos de
terror que el hermano de mi tía, el tío Simón, nos relataba en su
casa a las afueras de la ciudad de Guanajuato, pero hombre esas solo
eran historias, no algo que fuera real, al menos no como lo que
pasaba en casa de tía Agatha.
Paso
mucho tiempo antes de que volviera a visitar a mi tía, pero no el
suficiente para que olvidara la sensación que provocaba subir al
primer nivel y a la planta alta de aquella casa, recuerdo que de niño
y en compañía de varias de mis primas y primos, pudimos notar como
una extraña sombra se asomaba por la ventana circular que daba a la
planta alta y que servia de fuente de luz durante las horas del día,
esa sombra no se movía de ahí,
nos miraba y casi estoy seguro que de haber podido nos hubiera
atacado, mi primo Román que se preciaba de ser el mas rudo y
valiente del grupo comenzó a alardear de que el podía subir y
confrontar a lo que sea que fuere esa cosa, todos los demás le
decíamos que no lo haría, así que el armándose con un
palo se apresuro a subir, nosotros lo veíamos desde abajo de la
escalera como primero subía rápido y después de manera mas lenta,
cuando llego a la parte del espejo se quedo un largo rato ahí
mirando su reflejo, hasta que llego la tía Agatha y lo saco casi a
rastras de ese lugar, jamas supimos que era lo que nos observaba
desde la planta alta ni que fue lo que vio mi primo Román.
A
día de hoy sigo pensando en ciertas cosas y en como es posible que
nuestro reflejo se siga viendo invertido en el espejo, es como si
todo estuviera mal, como si el mundo que conocemos y damos por cierto
y verdadero solo fuera un reflejo de ese espejo, salgo a la calle,
vuelvo a mi casa, hago mi vida con normalidad pero siento como si no
fuera mi vida o como si ese mundo que ven mis ojos no fuera real,
sera posible que desde la primera vez que visite a mi tía en esta
casa quede atrapado en el espejo, sera que todos estamos aquí
atrapados y no logramos darnos cuenta de la realidad, que oscura
fuerza seria capaz de tal acto, creo
que nunca lo sabre, así como tampoco sabre si somos solo el reflejo
del otro lado del espejo y la sombras y figuras que vemos en el
espejo sea el reflejo del mundo real, ese mundo del que fuimos
arrebatados, para vivir en este mundo invertido y lleno de misterios.
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